EL  NARCISISTA 


Nadie le ha cedido la poltrona,
pero se cree el centro de la fiesta, 
coge todo el piso y la alfombra 
sin notar el resto de las piernas 



Y por más integrantes que circulan 
en este bulevar  tan menudo, 
parece que todos debemos 
lamer sus pies y su culo



cleptómano de todo los  caramelos
de la tienda de cobas y cumplidos,
como una calle de doble vía 
que  tiene un solo destino 


engañado por su espejo sin franqueza,
incapaz de mirar lados vecinos, 
sin saber que ninguna estrella
sólo sale por ver a Narciso 
.
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